2 reseñas 2 de "Sueños de Lot"

Por: Ignacio Trejo Fuentes
Publicado en Siempre!
No sé con cuánta razón o con qué injusticia, pero se suele decir que las narradoras mexicanas, con las excepciones de rigor, suelen frecuentar muy pocos temas, casi siempre apegados al hogar, el amor conyugal y las minucias cotidianas, y que no arriesgan gran cosa en otros asuntos. Pero la verdad es que en las recientes generaciones parece querer darse al traste con esa idea acaso maniquea. Eve Gil (Hermosillo, 1968) ha tomado la bandera para desmentir ese supuesto en sus novelas y, ahora, en su libro de cuentos.Sueños de Lot contiene tres narraciones cuyas figuras protagónicas son mujeres al borde del desfiladero en más de un sentido, transgresoras de la normalidad, envueltas en circunstancias sofocantes que asumen, no obstante, cierto dominio sobre sí mismas y lo que las rodea; por eso, cada pieza de este volumen es un sacudimiento, no apto para las buenas conciencias. En la ya extensa obra de la sonorense, el erotismo (siempre a un paso de la pornografía) es elemento fundamental, aunque no se plantea como meta final, sino apenas como recurso para atisbar, y llegar plenamente, a otros planteamientos, sobre todo de orden existencial: detrás de las situaciones perturbadoras campea invariablemente un rosario nutrido de disquisiciones, un intento afortunado de ir más allá de la apariencia de las cosas, es decir, se trata de una literatura de ideas y no sólo de anécdotas, o de ambas muy bien engarzadas.En el primer cuento, “Vocación de Electra”, la protagonista se mueve en dos planos principales, la vida del teatro y el drama concreto de su vida, y es una historia que sacude porque raya en la locura y la muerte. En “Last tango reloaded” una joven, casi niña, se reúne en un hotel para ser desvirgada por un hombre mayor contratado a propósito. “Kundera dixit” ofrece un encuentro sexual concertado vía Internet. En todos los casos el lector asiste a enfrentamientos sexuales teñidos por lo “anormal”, por lo impensado, y en tanto conocemos a los protagonistas, a ellas sobre todo porque los hombres son comparsas, entendemos que las féminas son, en efecto, una especie distinta, agresiva y todopoderosa. No son, por cierto, alardes feministas, sino miradas distintas a un mismo espejo, quizá deformado por la costumbre.En los cuentos de Eve Gil resalta el desconcierto emocional de los personajes femeninos, pero en el fondo se impone su voluntad de sacudirse las amarras de todo tipo y ser libres en todo, empezando por su cuerpo. Y si bien cosas tan graves como la soledad, la locura y la muerte se dan la mano una y otra vez, se impone la búsqueda de la felicidad aunque sea por los medios más tortuosos. Y esa tortuosidad se hace más evidente por la presencia del humor y del sarcasmo, que salta donde menos se les imagina.Creo que Eve Gil debe ser considerada entre las más interesantes voces de nuestra narrativa, porque arriesga por sacudirse lo trillado, las amarras terrestres, y opta por una literatura que golpea a base de truculencia bien dominada, ateniéndose a las mejores fórmulas narrativas para que sus materiales sean, ante todo, literatura y no discursos desaforados. Sueños de Lot, que obtuvo el Certamen Nacional de Cuento “Efraín Huerta”, es una gran oportunidad para acercarse a ese mundo intenso, conmocionante.
Eve Gil, Sueños de Lot. Miguel Ángel PorrúaEditor/Municipio de Tampico, México, 2007; 91pp.


Tres mujeres en Sueños de Lot
Por: Juan Antonio Rosado
Publicado en Siempre!
Tal vez una constante en las narraciones de Eve Gil (Hermosillo, 1968) sea la intensidad con que representa el patetismo de ciertos personajes femeninos, acorralados, en primera instancia, por un pasado a menudo traumático, que no han podido superar, o por la amargura implicada en la ruptura violenta con el núcleo familiar; en segunda instancia, por sus propios deseos (léase carencias) e instintos, a veces en pugna con un profundo autodesprecio, a veces en agonía, tratando de emerger, y a veces resolviendo el conflicto interno con cinismo, transgresión o destrucción. No pretende elaborar un análisis sicológico de una serie de personajes humanamente contradictorios y verosímiles: sólo anoto las constantes que más resaltan, en términos generales, en la obra que conozco de Eve Gil, autora que, por otro lado, no escatima la descripción, como ocurre con muchos perezosos narradores que quieren “dejarlo todo a la imaginación del lector”.Tres cuentos integran el nuevo libro de Eve Gil: Sueños de Lot (2007). Ordenados del más breve al más largo, cada uno despliega y desarrolla una imagen femenina específica, pero los tres emiten gestos patéticos, generan reflexiones sobre la vida, el erotismo y, esencialmente, abrazan temas heterológicos, aquellos que se muestran, con toda su fuerza y signo negativo, como una faceta oculta del ser humano, y que, literariamente, juzgan y sojuzgan nuestra “higiénica” y “racional” civilización judeocristiana y postindustrial, tan inclinadas simultáneamente a la “pureza” y a la hipocresía que esta última siempre conlleva.En el primer cuento de Sueños de Lot, “Vocación de Electra”, leemos: “Me ducho veloz, sin demorarme en contar mis costillas, cada vez más lastimadas por el diario ejercicio de vomitar”. Esta sola descripción basta para percatarnos del personaje en su totalidad. No es mi objetivo contar las tramas ni los finales de los cuentos (me parece de pésimo gusto echar a perder un buen libro en una reseña crítica), pero creo que es necesario, para advertir al hipotético lector, que no se trata de un volumen para “todos”, sino, más bien, para un público desprejuiciado, culto y abierto. El segundo cuento, “Last tango reloaded”, trata de una adolescente rica y solitaria que contrata a un prostituto o gigoló maduro con el fin de pasar con él la Navidad. El erotismo es representado con gran economía de lenguaje en el tercer cuento, titulado “Kundera dixit”, sobre una pareja, también de desconocidos, constituida por dos personajes que utilizan seudónimos: Cronopio y Aquamarina. Las críticas a la belleza estereotipada y a la doble moral son desarrolladas mediante el discurso reflexivo y la misma condición de los involucrados.El nuevo libro de Eve, Sueños de Lot, cuyo título nos remite a otro tema heterológico: el incesto bíblico (y no por ello “menos” incestuoso) entre el padre alcoholizado por sus hijas y sus mismas hijas, es un breve e intenso volumen que explora y desarrolla tres facetas femeninas esencialmente transgresoras: la actriz (en “Vocación de Electra”), Gabriela (en “Las tango reloaded”) y el alias Aquamarina (en “Kundera dixit”). Electra, Gabriela y Aquamarina, tres mujeres de carne y hueso, tres figuras transgresoras, son también tres mujeres que encarnan literariamente, y a quienes podemos conocer gracias a estas narraciones de Eve Gil.
Eve Gil, Sueños de Lot. México, Gobierno Municipal de Tampico/Miguel Ángel Porrúa, 2007; 91pp