Virtus, el espectáculo más grande del mundo

Por: Citlali Ferrer

Desde que leí Virtus/ El espectáculo más grande del mundo, la novela más reciente de Eve Gil, he tenido pesadillas, ¿será acaso porque se trata de una prosa perversamente ideada, en donde abunda la crítica y el conocimiento de la maquinaria política de nuestro país? ¿O porque es un referente agridulce que nos remite de golpe a nuestra inercia dentro de la masa? No lo sé, pero de lo que estoy segura es de que se trata de una novela provocadora.


Eve Gil, se vale del ensayo-ficción matizado del “absurdo” para desmenuzar la realidad que nos ha tocado vivir. Sorprende que ella, con valentía transite en su narrativa vertiginosa como en una Pamplonada para hurgar en la realidad nacional de modo tan particular. En un tiempo donde la mayoría de los escritores mexicanos suelen hablar de naderías y se empeñan en esconder su identidad e ideología tras la ficción, por eso, da gusto ver que la escritora Eve Gil, le apuesta a su preocupación: México y sus gobernantes.


El corazón de la novela, late precipitadamente por el desaliento que causa la pérdida de la memoria, la anestesia que el poder inyecta a su pueblo para que éste no sienta nada ante nada. La simulación constante de los poderosos, recurriendo de manera muy posmoderna al Big brother de Orwell, mostrando ante todo el poder de la impostura.


Utilizando asepsia en su lenguaje, jugando con el mismo vació que suelen utilizar los políticos para expresarse y con gran sentido del humor Eve Gil, muy a lo Lewis Caroll, habla de lo que quizá muchos hemos sentido en el confinamiento social del que somos sujetos, dada la manipulación masiva, que hace que nos comportemos como autómatas en nuestra sociedad y me refiero al efecto nefasto que hacen los medios, el poder, el mismísimo “Vacío”.


Virtus/ El espectáculo más grande del mundo, es una novela que además tiene la virtud de haber sido construida por una ingeniería nada ortodoxa, utilizando pocos personajes y en donde la protagonista, actúa en una especia de duerme vela donde la inconciencia duele, duele mucho y perturba. Una niña que además lleva el nombre de la séptima musa, es la única esperanza entre los avatares, que además como ya es sabido, Sor Juana es profundamente admirada por la autora.

Virtus/ El espectáculo más grande del mundo, aunque es una novela cercana a la ciencia-ficción no hace otra cosa que ocuparse de la realidad, la cual muchas veces rebasa a la propia ficción. Un poco a la manera de Swift, quien se valió de “Gulliver”, para explotar toda su imaginería y abundar en la crítica de la organización inglesa, de la misma manera, Eve Gil, se va a un futuro lejano, retratando en gran medida el presente de nuestro país.


La novela, también hace recordar la postura contraria a la de Freud hecha por Canetti en “Masa y Poder” y también a Lipoveski con “La era del vacío” ya que Eve Gil, lleva hasta las últimas consecuencias la historia que le compete, se trata de la radiografía de una nación que posee un vacío ideológico, filosófico, en donde inquieta la ausencia de la memoria, que sin duda es algo doloroso.


Y es que no se puede saber para dónde ir si no se sabe de dónde se viene. Justo en estos días, mientras el gobierno se empeña en vendernos ideas que en realidad superan la realidad que nos embarga, empecinados en refrendar que todo es licito, que todo está bajo control, mientras las cabezas con tiro de gracia se reproducen como conejitos en los verdes prados de la nación, y, mientras todos seguimos viviendo sin cuestionarnos casi nada, resignados.

Por todo esto, Virtus/ El espectáculo más grande del mundo, es una novela actual y celebro su oportuna aparición, la cual será controversial, dentro de la literatura mexicana contemporánea, porque seguro los ojos de los lectores, después de leerla no podrán volver a mirar la realidad como hasta ahora lo venían haciendo, padecerán la ceguera blanca, sufrirán con la claridad que sólo oculta la maquiavélica y constante trasgresión que hace el poder sobre las masas.


Leí, Virtus/ El espectáculo más grande del mundo y desde entonces las pesadillas no cesan. Y me di cuenta de que Eve Gil es una transgresora, porque utiliza a la Literatura para hacer una interpretación de la realidad, un particular registro que no encuentra fin en la realidad, que tiene que ir forzosamente más allá, que necesita traspasar cualquier estructura aceptada mediaticamente.


Me es sumamente grato encontrar que sí hay escritores en México, ocupados y preocupados por lo que pasa, más allá del arribismo y de la frívola idea de aparecer en las mesas de novedades, firmando sus libros, mientras contestan a algún medio que no les interesa la Literatura, y, que lo que les gusta son los juegos virtuales, que quieren vivir de premios, gozar de fama y de la amistad deleznable del poder.


Quizá la única parte del libro de la podríamos abstenernos sea la final, y no me refiero al remate de la novela, sino a la nota de la autora, puesto que no necesitaba justificarse ante el lector, ya que se trata de una novela brillante original y acabada. De cualquier manera, por eso hoy celebro que el ejercicio más combativo sea la escritura hecha desde luego, a la antigüita, con lápiz, como recomienda la autora en “Virtus/ El espectáculo más grande del mundo, literatura corrosiva llena de vitalidad y valor.