VIRTUS sería lo menos peor que podría pasarle a México... a como vamos: Eve Gil

Por: Guadalupe Ángeles
Foto: Ramón I. Martínez

“Virtus” es la novela que Editorial Jus presentó el último día de la Feria del Libro en Guadalajara, es un género que no había abordado antes su autora, Eve Gil, de modo que nos acercamos a ella para conocer las razones de esta nueva experimentación y como resultado sostuvimos una conversación muy interesante según mi opinión, veamos que opina Usted como lector.

G.A.- ¿Por qué escribir una novela de Ciencia Ficción, o de veras, como dijo Liliana Blum, es un ensayo con cara de novela?

E.G.- Liliana está totalmente en lo cierto: es un ensayo escrito desde el futuro, lo que equivaldría a una novela. Lo de la Ciencia Ficción surge porque me parece la única manera honesta de hablar sobre la actual situación política en una novela, sin caer en lo panfletario.


G.A.- Es decir entonces que es una doble crítica: al panfleto y su carácter obsoleto actual y a la realidad política mexicana…

E.G.- Digámoslo así. Los libros que hablan sobre política, no todos, pero la mayoría, suelen ser aburridos, repetitivos, nada más lejano de la literatura. Y solo los interesados los leen. La ciencia ficción es, de suyo, un género popular y divertido.

G.A.- Eso quiere decir que quisiste hacer algo ameno para que los no interesados en la política reflexionaran sobre el tema, y a través de esa reflexión, llegar tal vez a emprender acciones en la práctica.

E.G.- Efectivamente, quería acerarme al público literario, que generalmente desdeña los libros de política y hablarles, digamos, en sus términos.

G.A.- Y según los comentarios que habrás recibido, ¿si ha sido leída por los no interesados en la política?

E.G.- Sí, la mayoría de los lectores han sido no interesados en política sino más bien en el género de la Ciencia Ficción y a mí me interesaba también llegarle a otro tipo de público.


G.A.- ¿Ese público que practica juegos de rol (¿todavía?) y colecciona imágenes de los personas de de Star Wars?

E.G.- Bueno, de entrada es a los que enganchas... pero me interesaba un público más interesado en autores como los que homenajeo en la novela (Dick, Orwell, Huxley, Le Guin, etc.). Por otro lado: me confieso fanática irredenta de la primera saga de Star Wars, la de los 80, quiero decir, no tanto de la segunda.

G.A- Tus homenajes a esos escritores viene a colación, por supuesto, de la admiración, pero, ¿pensabas incluirlos al planear la estructura de la novela, o fueron saliendo en el camino?

E.G.- Fueron saliendo. No me proponía homenajear a nadie, de hecho, salió espontáneamente lo de aludir a estos autores, a los que llevo buen rato que leo, con excepción de Úrsula K. Le Guin. Pero es el género con que me inicié en la lectura, junto con él gótico (que ya abordé en una novela inédita) y me sentía un poco en deuda. Virtus está llena de guiños: uno de los más evidentes son los sueños de Juana Inés, que remiten a la escena de los maniquíes de Blade runner, por ejemplo.

G.A.- Pero la deuda, aunque saldada, creo que tiene más novelas, es decir, hay algo más en preparación en este género, ¿me equivoco?

E.G.- El género abarca muchísimos temas que yo no alcanzo a tocar... pero ya me están dando ganas de hacerlo, como los saltos en el tiempo o las metamorfosis, por ejemplo.

G.A.- Te lo pregunto por aquella novela de la que me hablaste alguna vez en la que aparecen personajes femeninos con ciertas características especiales (poderes).

E.G.- Ah... esa es una novela fantástica, juvenil... no es ciencia ficción (aunque no faltará quien le ponga la etiqueta). Se publicará a principios del 2009 y es muy crítica también, pero de otro modo: quiero que los niños, las niñas sobre todo, aprendan a pensar por sí mismas, más o menos de eso se trata...

G.A.- Bueno. Háblame de la idea inicial cuando viste que debías escribir "Virtus", ¿rabia política? ¿desilusión tal vez (política también)?

E.G.- Estaba muy enojada por el fraude electoral y necesitaba escribir al respecto, pero no sabía como canalizarlo. También por eso opté por una narradora femenina, inmersa en una situación política semejante a la mía, para que su ira y su molestia (que son las mías) resultaran convincentes y justificables.


G.A.- Vamos pues con la narradora, ¿cómo es ella?

E.G.- La narradora es lo que yo llamo "librepensadora". Ese adjetivo se emplea en nuestros tiempos, pero en la novela adquiere un significado algo distinto, como muchas otras palabras (debí haber elaborado una guía con el vocabulario del Proyecto V, ahora que lo pienso). Un "librepensador" en tiempos de VIRTUS, es algo así como un guerrillero para nosotros. Guerrillera de las ideas, por llamarle de algún modo, o terrorista verbal (acuérdate que en VIRTUS ya no existen los periodistas, ya no hay quien cuestione al gobierno: hacerlo causa el efecto de un bombazo) A ella le toca la época del retroceso brutal, que es el retorno de la Santa Inquisición. Su nivel de rebeldía es semejante al de Sor Juana durante El Barroco, y a eso me refiero con librepensadora... crítica del sistema y dueña de sus ideas.

G.A.- ¿Ella, si viviera hoy, sería una periodista, una filósofa o tomaría las armas?

E.G.- Yo creo que sería una radical... Se me ocurre que sería como Susan Sontag...al menos en ella pensaba al momento de darle cuerpo al personaje. O como la periodista rusa Anna Politkovskaya, que le dio con todo a Putin a sabiendas de que la podían matar (en Rusia los periodistas honestos son poco menos que sátrapas, como están a punto de serlo en México)

G.A.- ¿Estamos hablando de Juana Inés ya grande?

E.G.- Sí, porque es Juana grande la que narra, aunque se remonte a su infancia (como ocurre en mi novela “Réquiem por una muñeca rota”: es el testimonio de una adulta que retrocede emocionalmente hasta la época de su infancia).

G.A.- Decidiste escribirlo de esta manera pensando en el lector o fue porque querías que se fuera creando tu personaje a sí mismo al "rememorarse"?

E.G.- Lo segundo... quería que se fuera autogenerando ante los ojos del lector.

G.A.- ¿Crees haberlo conseguido?

E.G.- Yo creo que sí... Porque el temple de la narradora es uno, y se desdobla al retroceder al instante en que era una niña vulnerable. Es como abordar a un mismo personaje en dos tiempos.

G.A.- Y en cuanto a la reflexión política, ¿crees que ha habido eco en tus lectores, piensas que la literatura puede influir para un cambio de conciencia?

E.G.- Los ha hecho enfadarse... los ha hecho reflexionar respecto a su modo de ver la política, según me han dicho. No ha faltado –y tú lo viste en la presentación- quien rechace las culpas del pueblo, que dista de ser víctima inocente de lo que está pasando. Somos, más bien, víctimas propiciatorias, pero no inocentes. La representación del pueblo como una serie de autómatas ha ofendido a algunos, pero a fin de cuentas reconocen que no está muy lejos de la realidad.

G.A.- Es un principio, ¿te satisface, como escritora, esa reacción?

E.G.- Sí, porque cada una de mis obras busca distintas reacciones... y la indignación era la que más buscaba escribiendo VIRTUS.

G.A.- Supongo que si ha habido indignación es precisamente porque nos dices en lo que podemos convertirnos apenas nos descuidemos.

E.G.- Peor aún: les digo en lo que nos hemos convertido... Hay que señalar que la novela está ambientada en un futuro relativamente remoto, que aborda a un país que ya ha pasado por todo lo que nosotros apenas alcanzamos a vislumbrar.

G.A.- ¿Ya somos esos autómatas, eso crees?

E.G.- La mayoría, sí... Porque creen todo lo que les dicen en Televisa, y eso, para mí, es ser autómata. La ausencia de conciencia crítica nos vuelve máquinas al servicio de los poderosos.

G.A.- En eso estamos de acuerdo. Carne de cañón, se diría en tiempos de guerra.

E.G.- Sí... se supone que la sociedad de VIRTUS ya pasó por lo que estamos pasando nosotros... ¡y lo olvidó!!!!

G.A.- Estarás de acuerdo en que, no hay que ser sociólogo para saber que los medios de comunicación y su constante bombardeo de noticias son el ingrediente esencial de esa salsa que hace olvidar a los ciudadanos.

E.G.- Así es... y me pregunto hasta qué punto los noticiarios han contribuido a sembrar el caos y la destrucción.

G.A.- Por lo menos el miedo, ese que te permite tomar un arma.

E.G.- El miedo, decía Hitler, es el arma más poderosa, la invencible... un pueblo amedrentado es un pueblo dócil. Esa es la carta que se juega el gobierno actual.

G.A.- Todo esto nos lleva a concluir: no se puede ser un escritor en esta época sin ser un crítico de la realidad, so pena de escribir tomos vacíos de vida.

E.G.- Así es... Pero hay algo más: El miedo sólo puede destruirse mediante -volvemos a lo mismo- la conciencia crítica. Sólo pensando podemos resolver los problemas que nos amedrentan. Un pueblo que no piensa no resuelve nada; un pueblo que no reflexione sobre los orígenes de su miedo, pone en manos de sus gobernantes la responsabilidad de su seguridad y eso equivale a dejarse matar. Por supuesto, a nuestras “autoridades” les interesa verlos sometidos y obedientes.

G.A.- “Virtus” entonces sí es una distopía pero que se acerca peligrosamente a la realidad, es decir, la realidad se acerca peligrosamente a la realidad de Virtus, y ese es precisamente el valor de la novela: Desenmascarar, ¿Lo dirías así si fueras un lector de la novela, y no su autora?

E.G.- Ni más ni menos. VIRTUS habla de hasta qué punto los medios construyen y destruyen a los políticos, los medios pueden forjar héroes y villanos a capricho.
Según los medios -la mayoría- Calderón es un héroe porque combate a los narcos, como se supone tendría que serlo Bush al combatir al terrorismo con sus propias armas. En realidad se está cometiendo el peor error de cuantos han cometido los presidentes anteriores, que ya es mucho decir.

G.A.- ¿Y que es..?

E.G.- ¡Ponerse con Sansón a las patadas! La culpa de Díaz Ordaz, por ejemplo, fue matar inocentes, impartir órdenes precisas de ir sobre ellos. La de Calderón es propiciar la matanza de inocentes, mediante un subterfugio que el denomina “Guerra contra el narco”. El resultado es el mismo, aunque la culpa recaiga en terceras personas. Calderón, contrario a Fox, no es ningún imbécil: sabía perfectamente que "combatir al narco" iba a sembrar el caos, peor aún, el terror. Ya lo vimos en Colombia, pero a él y a su partido les conviene tenernos en el terror, y además, echarle la culpa a otros y exculpase ante los ojos del mundo…. Pero esto es mucho peor que la matanza del 68.
Sí realmente quiere acabar con el narco, no nos hagamos… si sus intenciones fueran sinceras, legalizaría las drogas… y san-se-acabó.

G.A.- Creo que eso de legalizar la droga nos da para una entrevista que llene un periódico entero.

E.G.- Yo creo que sí... Pero eso de "la guerra contra el narco" es un show del Canal de las Estrellas. Se necesita estar ciego para no darse cuenta de eso.

G.A.- Digamos que es el proyecto "solidaridad" de Calderón, me refiero, ya sabes, a que es una manera de legitimarse.

E.G.- Sí, pero en realidad pasará a la historia como Díaz Ordaz, y peor, con las manos manchadas de sangre. Parece un nene jugando a los soldaditos, es patético.

G.A.- ¿Hay remedio para nuestro país?

E.G.- ¿Remedio? El único remedio sería impedirles a los políticos seguir haciendo sus tropelías. ¿Cómo? Ni idea, tengo que meditarlo…

G.A.- Ya sé que es una pregunta ingenua

E.G.- No, yo misma me lo pregunto todos los días. A veces tengo esperanzas. Digo: si en Bosnia pudieron con un gobierno mucho peor que el nuestro, ¿por qué nosotros no? Pero una vocecita me dice: Bosnia es un paisito, chiquitito, nosotros somos inmensos, como muchos países en uno solo… y un millón de intereses en conflicto.

G.A.- ¿Por qué elegir Tijuana precisamente, como centro de los poderes en tu novela, cuando en la realidad "allí se acaba la patria"? (según reza cierto letrero allá)

E.G.- Tijuana, que en la novela se llama Bridge City, porque es la Ciudad Puente, la de Paso, los controles del mundo virtual están en Hollywired, es decir, en los Estados Unidos, y México es un apéndice de E. U (por eso se alude al país como Unid@merica). La sede de la presidencia, forzosamente, tiene que mantenerse próxima a su fuente generadora, esto es, Hollywired.

G.A.- Cierta ironía se respira en tu novela, aparte de todo.

E.G.- Mucha. Yo soy terriblemente irónica. La vida sería insoportable sin la ironía.

G.A.- Sería melodrama puro, eso es cierto. Pero también la rabia es importante, y según me has dicho, fue el motor de “Virtus"

E.G.- Sí, la impotencia más que la rabia. ¿Quieres que te diga algo?

G.A.- Dime.

E.G.- Cuando ganó Obama, me emocionó muchísimo, por supuesto, vas a decir, ¿y a ella qué le va o le viene que gane Obama como presidente de Estados Unidos? Es que me imaginé que los mexicanos tuviéramos un presidente con el que nos identificáramos la mayoría: los oprimidos, los pobres, los indígenas; alguien que realmente se sintiera parte de nosotros. Pensé en Benito Juárez. Nunca volvió a haber un presidente indígena, no uno que declarara serlo, al menos, y renegar de quienes somos es un mal comienzo, ¿estás de acuerdo?
Estuvimos a punto, ¡en dos ocasiones!, de tener un presidente que era como nosotros, al primero lo mataron… al segundo –que se rumoreó lo matarían también-le arrebataron el triunfo y lo exhibieron como carne de cañón. Por eso me emocioné con Obama: debe ser lindo que alguien como tú, en el caso de los afroamericanos, o de los defensores de los derechos humanos (que, digo yo, por el simple hecho de serlo son un poco negros, o un poco gays, o un poquito de todo), llegue a ser presidente de tu país. Ojalá se nos haga, como aquella anciana negra que entrevistaron, que dijo que agradecía al cielo el que le permitiera ver el triunfo del primer candidato afroamericano, verlo cuando estemos viejitas y morirnos tranquilas, ¿no?

G.A.- No sólo lindo, sino importante, porque si hay afinidad de raza, hay afinidad de ideales, creo.

E.G.- Sí, no creo que nadie se sienta identificado con ninguno de los presidentes que hemos tenido, después de don Lázaro, claro.

G.A.- Pero vamos, “Virtus” nos ha llevado a la realidad, aunque es Ciencia Ficción.

E.G.- Así es, era la intención de VIRTUS.

G.A.- Excelente

E.G.- Y si te fijas, el presidente Wagner (en la novela) está lejanísimo de las masas, y sin embargo es ese, el dios griego, al que las masas quieren para que los gobierne…Hernán Cortés reloaded

G.A.- Es que es el ídolo por el que todos suspiran, ese presidente orgasmático.

E.G.- Es muy paradójico, pero así somos los mexicanos.

G.A.- Wagner es en “Virtus” es otro detalle muy irónico.

E.G.- Sí, dicen que Wagner es Peña Nieto, ¡pero no!, Wagner realmente es un príncipe azul, no mafufadas.

G.A.- Todos tenemos un ideal de belleza, a menos que nos comamos los que nos imponen los medios y ahí si, “Virtus” está en el presente

E.G.- ¡Has dado en el clavo! Wagner es el ideal de belleza Televisa, el rubio con cuerpo de gimnasio y galán de telenovela. Es como William Levy, un cubano que te lo venden para que lo pongas en la pantalla de tu celular, me llamó la atención porque cuando lo vi pensé: ¡ése, ése es Wagner!

G.A.- Entonces ya parece que tu novela es también novela de anticipación.

E.G.- Si te fijas, en VIRTUS pasan cosas que empezaron a suceder después de publicada la novela... Ahí están Peña Nieto y su Gaviota… El "accidente" en que muere Mouriño. ¡Ah!, también la (perdón por la expresión soez) entrega de nalgas del PRD... ¡sale en VIRTUS cuando ni siquiera imaginábamos que algo semejante pudiera ocurrir!

E.G.- Que no diera yo, pero ves a toda esa gente entusiasmada con el Teletón, juntando dinero todo el año para aliviar las cargas fiscales de Televisa, y, pues...

G.A.- Sí, parece que no habrá milagro posible

E.G.- Por el momento, creo que VIRTUS es lo menos peor que podría pasarnos, fíjate lo que te digo: menos peor. Porque se me figura, a como vamos, que tendremos un dictador, si no es que lo tenemos ya y no nos hemos dado cuenta, para variar...

G.A.- Hay quienes sostienen que precisamente eso es lo que necesita nuestro país, y ¿quién te dice que no ha tomado este asunto de la guerra contra el narco el presidente para encaminar la cosa hacia allá?

E.G.- Nuestro país necesita un Benito Juárez, un Lázaro Cárdenas que tome cartas en el asunto respecto al enriquecimiento voraz de cierta gente. Y yo no los veo por ninguna parte… excepto, quizá, Amalia García. Sería la única persona por la que yo votaría para presidenta, aunque, pensándola bien… ¿a qué partido representaría?, ¿a ese cochinero que es actualmente el PRD?, ¡espérame tantito!, creo que no, no hay esperanza…