Por qué amamos a Onetti...

Leyendo el más reciente libro de Mario Vargas Llosa, El viaje a la ficción, el mundo de Juan Carlos Onetti (Alfaguara, 2009) termino de entender por qué Onetti ha sido, a un tiempo, la ovejita negra del boom latinoamericano... y mi favorito sentimental entre la pléyade de genios que lo componen. Pongan mucha atención, señores críticos sacerdotes de la pirotecnia verbal y de los emperadores desnudos:

"En literatura, escribir "bien" o "mal" es una distinción algo confusa, que hay que tomar con pinzas. Escritores como Balzac y Céline escribían bastante mal desde el punto de vista de la gramática francesa, porque se tormaban audaces libertades con la sintaxis, violentándola, y prefiriendo a veces las expresiones y maneras del lenguaje popular y la jerga a la corrección y el buen decir. Y, entre los escritores de lengua española, éste fue también el caso de un Pío Baroja. Eso no impidió, más bien contribuyó, a que los tres fueran escritores que ahora leemos en admiración. Porque su manera incorrecta de escribir era funcional, convenía a sus personajes e historias y sirvió para dotar a éstos de ese poder de persuasión que determina la grandeza de una obra literaria. En cambio, el panteón literario está lleno de escritores que escribían con absoluta corrección y cuyas obras han pasado sin pena ni gloria del desinterés del público a ese limbo donde vegetan tantos millones de libros olvidados.
(...) Siempre abominó (Onetti) de la retórica y por eso en innumerables ocasiones dijo que detestaba a los escritores que "hacían literatura". Quería decir, los escritores que utilizan un tema como un pretexto para construir frases adornadas y exhibiciones estilísticas. Muchas veces repitió que el lenguaje debe ser un instrumento que cada escritor utiliza y renueva según si creación lo exija, pero en ningún momento como personaje", le dijo a Ramón Chao (página 115)