"Si gana el PRI en Sonora, no será otra cosa que fraude": Alejandro Oláis Olivas

Por: EVE GIL
La tragedia de la guardería ABC de Hermosillo, sorprendió al periodista sonorense Alejandro Olais Olivas (Huatabampo, 1948) dando los toques finales a su libro Sonora, la diferencia, donde desarrolla la crónica de los diversos sexenios que han marcado la historia de su estado, incluyendo el del ingeniero José Eduardo Robinson Bours Castelo, nombre completo del gobernador actual. Le pregunto al señor Olais por qué el gobernador sonorense optó por omitir el “Robinson”, siendo que de siempre se le ha conocido por su apellido compuesto de origen sajón. La respuesta me deja perpleja: “Porque se enteró de que “Robinson” era apellido de negros y él es muy clasista, por decir lo menos.”
Lo que Olais Olivas expone en su libro, al margen de los recientes acontecimientos que dejaron al descubierto una maraña de complicidades, así como la desvergonzada práctica del nepotismo que provoca comparar al actual gobierno sonorense con las rancias aristocracias europeas, nos presenta la radiografía de un gobernador que hace parecer a Mario Marín –mejor conocido como Gober Precioso- y a Ulises Ruiz como niños de pecho: ante la muerte de 46 criaturas en un incendio producido por la indiferencia de los propietarios de la “guardería” –donde por cierto se cobraban $700 mensuales por un servicio que se supondría gratuito-, Bours se preocupó más por deslindarse –y deslindar a su parentela, co-dueños del “negocio”- del siniestro, pasándole la “bolita” al gobierno federal, que por brindar la elemental asistencia médica, emocional y económica a los deudos, no digamos ya procurarles justicia. El libro de Olais está lleno de ejemplos de la incapacidad del ingeniero (Robinson) Bours para ponerse en los zapatos de los que sufren –y esto, insisto, lo redactó mucho antes de los hechos de la guardería ABC-:
“La insensibilidad ante los dramas humanos, al margen del nivel, afloró en la muerte de la joven obrera obregonense de 24 años de edad, Samantha Quintero Armenta, fallecida el 28 de noviembre de 2005 en el hospital Episcopal Saint Luke’s al no poder reunir 539 mil dólares para un transplante de corazón, enviando el ejecutivo 50 mil pesos, de parte del DIF, a un maratón donde los sonorenses aportaron 183,000 dólares y aunque el cardiólogo pedía el aval del Gobierno del Estado para la intervención quirúrgica de emergencia, Robinson nunca contestó las llamadas de los atribulados padres Gilberto y Sandra Luz Armenta de Quintero.”
Quien realiza este retrato de un gobernador sonorense que nada pide en autoritarismo, crueldad y extravagancia a ciertos emperadores romanos, es un periodista con 44 años en funciones y un curriculum impresionante, que tuvo que exiliarse tras reiteradas amenazas de muerte por parte del citado (Robinson) Bours, peor aún, una vez exiliado continuó siendo perseguido. Las influencias robinsonianas lo alcanzaron hasta el estado de Sinaloa: “Fue la peor humillación que sufrí tras cuatro décadas de ejercicio periodístico: tener que alejarme de mi familia durante cuatro años, luego de cerrarnos el semanario TIEMPO, que era mi patrimonio familiar y perseguirme hasta Sinaloa, solicitándole personalmente Robinson a Jesús Alberto Aguilar Padilla que me echara de ahí. Vine a dar a la ciudad de México, donde al parecer no pudieron alcanzarme los tentáculos de Robinson. Aquí inicié la redacción de este libro.” El autoritarismo de Bours se refleja en su empeño de cerrar un semanario para zanjar una cuenta personal, o en su despido a un subordinado por llamarlo a su celular cuando se encontraba de mal humor y, peor, perseguir a este cuando encontró acomodo en otro lugar.
Es un hecho que la prensa sonorense se encuentra amordazada. Y si bien es ya tradición el condicionamiento de la libertad de expresión en Sonora, en ningún otro sexenio se había visto tantos periódicos cerrados, ni tantas voces silenciadas. Los medios locales han abordado los hechos de la guardería ABC, con un tiento exagerado, procurando no rozar ni con el pétalo de una flor el nombre del gobernador –solo los medios electrónicos han sido contundentes en su denuncia-, y esto ha encendido la indignación del pueblo de Sonora, muy especialmente de los padres que perdieron a sus bebés en ese incendio provocado por la negligencia criminal de hacinar a 200 niños en un lugar con techo de lámina y recubierto de poliuterano. Olais Olivas alcanzó a agregar en su libro un comentario respecto a la tragedia, a manera de corolario.
Por si todo lo anterior no bastara –y hay mucho más, que el espacio no nos permite reproducir-Bours impuso a la mala a su candidato a la gubernatura, Alfonso Elías Serrano, de quien Oláis Olivas dice “es buen muchacho”, por encima de quien los sonorenses clamaban unánimemente como próximo gobernador, el por hoy presidente municipal de Hermosillo, Ernesto Gándara Camou. Es muy posible que los votantes se vuelquen en las urnas por el candidato panista, el joven y carismático Guillermo Padrés Elías –primo distanciado del priísta-, máxime tras los últimos hechos… esto, claro, si no se recurre al fraude electoral, como afirma Oláis hiciera el propio Bours contra el panista Ramón Corral: “Gándara también es buen muchacho, pero en otro sentido… a él no hubiera podido manejarlo –explica Oláis- a través de Elías, Bours pretende perpetuarse en el poder y continuar tomando decisiones. Si llegara a ganar el PRI en Sonora, en medio de la situación que se está viviendo en el estado, con tanta gente indignada, no será otra cosa que un nuevo fraude electoral.”
Olais, como se habrá visto, insiste en referirse a Bours Castelo como “Robinson”, y en privado como “chapito”, por lo que en Sonora se considera baja estatura para un varón, 1.75.