Teodoro, estoy contigo...

Casi nunca compro la revista Proceso. Este lunes la adquirí porque me interesó un reportaje sobre los hechos de Tiananmen en 1989 que tienen relación directa con mi nueva novela... pero antes de llegar al origen de mi interés, me topo con un reportaje de Columba Vértiz de la Fuente sobre la situación actual -y deplorable- de la SOGEM, donde, entre otras cosas, se menciona el despido injustificado del director de la Escuela de Escritores, Teodoro Villegas, tras acumular nada menos que 22 años de docencia dentro de la citada institución.
Me sumo a la indignación manifiesta por los escritores citados por Columba Vértiz, entre otros, Verónica Murguía, Aline Pettersson, Guillermo Vega y Víctor Ugalde. Yo no pertenezco al profesorado de la Escuela de Escritores de la SOGEM, con sede en Coyoacán, pero he colaborado para su, llámemosle, sucursal en Puebla, razón por la cual he tenido oportunidad de tratar con Teodoro, del que solo tengo cosas buenas qué decir, empezando por lo profundamente que me tocó su manifiesta preocupación respecto a la situación de los escritores en México y procurarles a los profesores las mejores condiciones de trabajo posibles. Todo esto sin contar su genuina entrega a la enseñanza de la escritura.
No tengo el ¿gusto? de conocer a la hoy directora general de la SOGEM, una señora de nombre Lorena Salazar, quien por cierto sustituyó nada menos que a Víctor Hugo Rascón Banda (qepd) y que, conciden todos los profesores entrevistados por Columba Vértiz, pretende convertir la SOGEM en una escuela de escritores para telenovelas de Televisa. Independientemente de que buena falta le harían escritores talentosos a la mencionada televisora, considero que no se vale actuar en perjuicio de los escritores que, contrario a los libretistas de churronovelas, no se van por la finta de la obtención de dinero fácil -cualquiera puede escribir los ridículos parlamentos de las telenovelas, no se necesita ni asistir a la escuela regular para conseguirlo-sino que obedecen a una vocación artística que, al parecer, no tiene la menor importancia para esta señora Salazar que, por cierto, no ha publicado un solo libro pero, eso sí, muy panista ella, obedece a criterios mercantilistas propios de los tiempos que vivimos los mexicanos... tan lejos de Shakespeare y tan cerca de Emilio Azcárraga Jean.
Carta de renuncia de otro afectado, Ramón Obón, aquí