Diario de una hipocondriaca en el encierro II

Día 5
Domingo 26 de abril

Noticias: 500 personas hicieron cola el día de hoy ante las instalaciones de la cárcel de Santa Martha Acatlita, entre ellos, niños y mujeres embarazadas, acarreando víveres para sus familiares internos. Ninguno lleva cubrebocas.

En los noticiarios no se habla de otra cosa. La guerra contra el narco ha sido borrada del mapa. Influenza-porcina-humana. Medidas preventivas (se genera una nueva cada cinco minutos), cifras de internos –solo uno de los ingresados portaba el virus- fechas tentativas, futurismo. Estamos incomunicados del resto del mundo, excepto si alguien en China o en Nueva Zelanda cae víctima de un mal compatible al nuestro. De lo único que nos libramos es del maldito fútbol… es el único tema que desvía a los locutores de sus imprecisiones apocalípticas.
Acapulco: infestado (literalmente) Los hoteles al 70% de su capacidad, mientras que en la ciudad de México parecen edificios fantasmales. Esta gente no quiere entender que estas no son vacaciones. Quizá si en los medios usaran la palabra tabú –cuarentena- se darían cuenta de que no tienen derecho a exponer a los demás. Estos y los que insisten en no emplear el tapabocas exhiben una nula conciencia cívica, no digamos ya amor al prójimo.
Las autoridades tuvieron el buen tino de cerrar los parques que, con el cuento de que se cerraron los cines, estarían ahora tan infestados como las albercas acapulqueñas… en serio, ¿por qué la gente le tiene tanta aversión a su casa? ¿Por qué no se quedan a leer, cuando menos a ver películas?
Se considera seriamente la posibilidad de cerrar el metro.

Día 6
Lunes 27 de abril
Versiones que he escuchado sobre el origen del virus, en orden de aparición, desde que se supo que todos los extranjeros que cayeron enfermos en sus países de origen, acababan de salir de la ciudad de México, concretamente:

-Se lo trajo a Obama pero, como es “de color”, no le afecta.
-Un canadiense que previamente había ido a China, saltó de allá para México. Traía incubado el virus de la fiebre aviar y cuando este todavía no se manifestaba, decidió visitar a un noble y cariñoso amigo mexicano… pero no del DF, ¿eh?, más bien del Norte… o de Oaxaca –que fue donde, se dice, cayó el primer mexicano víctima del virus- y los canadienses, aunque maten focas, aman mucho a los animales, incluyendo a los cerditos. Al contacto de un cerdo chino que el canadiense debe haber besado y acariciado, pescó un virus que se combinó con el que ya traía de China y, para colmo, se lo pasó a su amigo mexicano (Juro por Dios que así lo contaron).
-Un chinito –porque los chinos tienen la culpa de todo lo malo que pasa en el planeta –conviven muy de cerca con los cerditos, igual que con las aves. Pero resulta que el chinito este, que tenía contacto con ambas especies y, para colmo, por un capricho de su enigmático organismo, fusionó los dos virus, el aviar y el porcino… y como ya estaba enfermo de gripe, pues le echó también de su cosecha. Y a su paso por México se enfermó y dejó su estela mortal (Otra vez: juro que lo escuché en el radio. Nomás faltó que le pusieran nombre al chino)
-Un migrante oaxaqueño llegó de los EU con el virus y en su pueblo le agarró la temblorina y las fiebres, pero como su señora creyó que era SIDA, no hizo nada para que lo atendieran a tiempo.
-Esas arenas de las playas artificiales… ¿de dónde las habrán traído? ¿Cuántos cerdos de no-sé-qué-nacionalidades no se habrán revolcado en ellas?, con el cuento de que a los mexicanos nos mandan las sobras…
ERGO: Es imposible que un virus tan terrible se haya originado en México, ya no digamos en una ciudad tan limpia, oxigenada, ordenada y transparente como el DF.

Lo que faltaba… ¡un temblor!
Y me agarró en plena farmacia.
11: 46 a.m
Epicentro: Costas de Guerrero
5.7 escala de richter , 45 segundos de duración
Que, por cierto, bastaron para casi colapsar algunos edificios del Centro Histórico y matar del infarto a dos señoras mayores en Guerrero.

Día 7
Martes 28 de abril
12:00 am
¡Qué maravillosa definición acabo de leer sobre el término Democracia, que tanto me obsesiona! Se le debe a Reinhold Neiebuhr (1892-1917) y es cintado por Wolf Lepenies en su ensayo “Visitas euro-americanas con un toque de ironía”, incluido en el libro “Melancolía y utopía” (Arcadia, Barcelona, 2009):
-No utilizar medios fundamentalistas en la lucha contra el fundamentalismo.